Entrevista em espanhol com o camarada Alexandre Mandl, advogado da Flaskô, publicada no Paraguai pela revista "El Despertar", do coletivo Germinal, impulsionado por militantes do Partido Movimento ao Socialismo (PMAS).
MOVIMIENTO DE LAS FÁBRICAS OCUPADAS:
Una experiencia de control obrero en Brasil
Durante estas elecciones de 20 de abril, tuvimos la oportunidad de contar con un representante del Movimiento de Fábricas Ocupadas, de Brasil, Alexandre Mandl, que nos explicó la historia de la lucha de las fábricas que están bajo control de los trabajadores.
¿Lo que es el Movimiento de las Fábricas Ocupadas?
Es un movimiento que propone una alternativa al cierre de las fábricas. Nuestro objetivo es salvar los empleos y mantener las fábricas funcionando. Consideramos que donde una fábrica cierra se crea un cementerio de puestos de trabajo, todo muere en vuelta y la clase trabajadora es empujada para la barbarie, los jóvenes para la criminalidad, etc. Al contrario, donde abre una fábrica, todo florece como en la primavera. Entendemos que la lógica capitalista hace con que las empresas se sostengan bajo la explotación de la fuerza de trabajo ajena para obtener logro, y así sostenerse. Y, cuando la fábrica no está siendo rentable, ellos cierran. Y los trabajadores, que no poseen cualquier responsabilidad en las administraciones de las fábricas, pierden sus puestos de trabajo, además de ya no tengan sus derechos laborales garantizados, condiciones mínimas de trabajo y salarios suficientes para una vida social. Así, luchamos para organizar los trabajadores para que, viendo que la fábrica camina para cerrar, organicen una huelga, paren la producción, ocupen las fábricas, resistan a la presión de los patrones, y retomen la producción bajo el control de los trabajadores. ¿Lo que eso significa? Que nosotros mostramos, en la práctica, que podemos administrar las empresas sin un patrono que explota la fuerza de trabajo de un obrero. Sabemos que todo que acontece en la sociedad pasa por la mano de la clase trabajadora, y que, se podemos administrar una fábrica, nosotros podemos administrar una sociedad. Por eso, entendemos que contribuimos con el proceso de conciencia de los trabajadores para que comprendan el papel que poseen en la sociedad, y como debe ser su organización para alterar las condiciones que vivimos hoy. Vamos a las puertas de las fábricas y decimos que hay alternativa. Sabemos que solamente el socialismo es la salida para la barbarie actual. Por eso, defendemos las ocupaciones de fábrica, su expropiación y nacionalización, manteniendo su gestión en las manos de los trabajadores. Esa es nuestra lucha: estatización bajo el control de los trabajadores.
¿Cual la diferencia con las cooperativas?
No aceptamos la salida del cooperativismo porque es un punto sin salida, pues no se alcanza y no se discute el verdadero problema y la verdadera solución: la lucha contra el capital, la planificación de la económica, con la expropiación de los bancos y de los grandes monopolios. Hay sectores que defienden el cooperativismo como se pudiéramos crear una transición a una economía que fuera organizada de acuerdo con los intereses de los trabajadores de manera gradual con la ampliación del cooperativismo y otras “economías” solidarias, sin enfrentarse con los patrones y su Estado, haciendo reformas en el capitalismo hasta llegar a otro mundo. Para nosotros, la única salida para nuestra clase es su organización y la lucha por el socialismo, que pasa, sin dudas, por defender cada conquista social, derechos laborales, libertad sindical, mejores salarios, etc. Son acciones defensivas contra los ataques de los patrones. Sin embargo, tenemos claro que el capitalismo es un punto sin salida. A todos aquellos que están en las cooperativas nosotros dijimos: Nuestra clase sólo puede vencer, unida. Nuestra clase sólo puede vencer si nos coloquemos en lucha contra el capital y sus gobiernos. Por eso luchamos por la expropiación de todas las empresas quebradas, así como, con el avance de la lucha, defendemos que para abrir una salida para los explorados es necesario expropiar los bancos y los grandes monopolios, y colocarlos bajo el control democrático de los trabajadores que son los únicos que pueden organizar la económica de acuerdo con los intereses de las mayorías exploradas. Por eso, dialogamos con los trabajadores de las cooperativas para que perciban que sus conquistas son limitadas por la lógica del capital, y que el patrimonio de la empresa sea de toda la clase trabajadora y no sólo de 15, 30, 100 cooperados.
¿Como comenzó el movimiento?
Desde 1998 tenemos una crisis muy grande en la industria brasileña, generando cierre de fábricas, a causa de las medidas neoliberales adoptadas por el gobierno. Comenzamos a discutir en los sindicatos y entidades obreras que algo necesitaba ser hecho para garantizar de forma duradera los puestos de trabajo. Así, en octubre de 2002, con el avance de las masas delante de la elección de Lula, en Joinville, Santa Catarina, ocurre una gran huelga en Cipla e Interfibra, dos fábricas que poseían, juntas, 1.000 trabajadores. Interfibra estaba parada hace tres meses sin producción y salarios. Cipla estaba caminando para también cerrar, siendo que los trabajadores recibían 20,00 reales por semana, en media. En Flaskô la misma cosa, de 700 para 60 obreros en junio de 2003, cuando se dio la ocupación, con dos meses de salarios atrasados. En todas ellas, no había pago los derechos laborales y de seguridad social, además, no había cualquier perspectiva. En todos los casos, sabemos que el patrono había abandonado la empresa, estaba más preocupado en administrar el dinero que había retirado de las fábricas. Así, venimos que podríamos levantar la cabeza para impedir más esta destrucción con el cierre de la fábrica, y nosotros simplemente hicimos lo que sabemos hacer: trabajar, luchar y producir.
¿Como funciona la gestión de las fábricas?
Necesitamos tener la organicidad y la disciplina de una fábrica. Cada uno cumple un papel en la producción, comprendiendo que debemos hacer nuestro trabajo de la mejor forma posible, pues no habrá nadie explorándonos. Cuánto mejor trabajemos, más fuerte seremos para mostrar que este camino es la alternativa. Para la administración de la fábrica, elegimos, en cada una de ellas, un consejo de fábrica, que es elegido anualmente, siendo que sus miembros pueden ser destituidos a cualquier momento. Tiene representantes de todos los sectores y todos los turnos. No reciben mayores salarios por eso. El Consejo se reúne semanalmente para resolver todos los problemas. La administración de la empresa queda subordinada a la decisión de los trabajadores. Además de eso, mensualmente, tenemos una Asamblea General donde todos pueden intervenir, y donde discutimos los mayores problemas de la fábrica y de la lucha del movimiento. Por fin, nos reunimos con las otras fábricas, intercambiando experiencias y fortaleciendo nuestra unidad. Así se da, por lo tanto, el control democrático y colectivo de la fábrica por los trabajadores.
¿Y cuáles las conquistas sociales?
En todas las fábricas, fueron creados más puestos de trabajo; reducción de jornada de trabajo de 44 para 40 horas, sin reducción de salario; pago de salarios en día, pago de los derechos que estaban atrasados; además de pagar deudas de los patrones, como los pasivos laborales de ex-operarios. Eso fue fruto de una mejor gestión de la empresa, sin desvíos y otras tácticas de explotación adoptadas por los patrones. Aumentamos la producción de las fábricas en más del 100%. Además de eso, en diciembre de 2006, en el Encuentro Pan-Americano de las Fábricas Ocupadas, con en la presencia de 16 países y más de 700 delegados, los trabajadores de Cipla e Interfibra, aprobaron por unanimidad, y firmaron, un acuerdo colectivo que reducían de 40 para 30 horas la jornada de trabajo semanal, sin reducción de salario, y con la generación de nuevos puestos de trabajo.
¿A causa de eso, imagino que vosotros deben despertar la ira de los capitalistas?
Sí, porque ellos no aceptan que son una clase que se sostiene por medio de la explotación de la fuerza de trabajo ajena. Y que cuando los trabajadores se organizan, expropian las fábricas, retoman la producción, ellos caen la ficha de que son inútiles. Nuestro movimiento, como el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) y el MTST (Movimiento de los Trabajadores Sin Techos), muestra como no necesitamos de ellos para sobrevivir. Y más, hace percibir que sin ellos, avanzamos en nuestras conquistas. En mayo de 2007, en las fábricas Cipla e Interfibra, fuimos sorprendidos con un proceso de intervención judicial, con la presencia de la Policía Federal, donde fueron dimitidos 60 trabajadores de un golpe, todos miembros de los Consejos de Fábrica. Retiraron todos los beneficios sociales alcanzados. Fue una decisión política contra el movimiento. Quieren cerrar la fábrica y decir que los trabajadores no pueden administrarla, como dijo el juez cuando afirma que “somos un peligro para la orden pública. ¿Imagine si la moda coge?”. El problema es que “abre precedentes”, como dijo el Ministro del Trabajo, al decir que nada podía hacer por nosotros. Vale recordar que el proceso era una deuda del patrono con el Instituto de Seguridad Social Nacional. Intentamos parcelar el pago, pero nunca aceptaban negociar con la gente. Negocian con las transnacionales, pero con nosotros, no. Y eso es lamentable, pues es el gobierno de Lula. Es un claro proceso de criminalización de un movimiento social.
¿Cuál es la situación actual? ¿Cual la perspectiva?
Cipla e Interfibra están bajo intervención hace un año, y el interventor defiende su cierre. Además del fin de las conquistas sociales alcanzadas y del terrorismo instalado dentro de las fábricas, en Cipla, ya fueron dimitidos 320 trabajadores. En Interfibra, de los 180, restan 74. La situación es inadmisible. En Flaskô, intentaron la intervención, pero no conseguirán. Pero, la situación económica está muy difícil, pues dependíamos mucho de la fuerza de Cipla. Sin embargo, estamos resistiendo y ahora, en abril, conseguimos reducir nuestra jornada de trabajo de 40 para 30 horas semanales, sin reducción de salario. Fue una gran victoria en términos de resistencia. De allá, mantenemos nuestra relación con los demás movimientos sociales, nacionales, como MST y MTST, e internacionales, que son solidarios con nosotros. Tenemos óptimas relaciones con la FRETECO (Frente Revolucionaria de los Trabajadores de Empresas en Co-Gestión y Ocupadas), en Venezuela, con la Frente Sindical de los Mineros de Bolivia, con movimientos de los obreros de Argentina y de Uruguay, y estamos comenzando a aproximarnos de los trabajadores de Paraguay. Espero que podamos conseguir avanzar en este proceso de integración internacional de la clase trabajadora. Aprovechamos, por fin, para invitar a todos para una actividad que haremos los días 27 y 28 de junio de 2008, en Joinville, Santa Catarina, cuando organizaremos, con los movimientos sociales, un juicio popular de la intervención criminal que sufrimos hace un año. De esta forma, fortalezcamos la lucha por nuevas fábricas ocupadas, en Brasil y en el mundo, así como la reocupación de Cipla e Interfibra por los trabajadores. Sabemos que la lucha para combatir la barbarie del capitalismo internacional, es, justamente, internacional. Y, por eso, América Latina, con este viento de izquierda que se tiene en este continente que siempre sufrió con la explotación, con Venezuela como protagonista, cumple un papel estratégico tremendo. Por eso, como nos enseñaron Marx y Engels: “Trabajadores de todo el mundo, uní-vos”.
Una experiencia de control obrero en Brasil
Durante estas elecciones de 20 de abril, tuvimos la oportunidad de contar con un representante del Movimiento de Fábricas Ocupadas, de Brasil, Alexandre Mandl, que nos explicó la historia de la lucha de las fábricas que están bajo control de los trabajadores.
¿Lo que es el Movimiento de las Fábricas Ocupadas?
Es un movimiento que propone una alternativa al cierre de las fábricas. Nuestro objetivo es salvar los empleos y mantener las fábricas funcionando. Consideramos que donde una fábrica cierra se crea un cementerio de puestos de trabajo, todo muere en vuelta y la clase trabajadora es empujada para la barbarie, los jóvenes para la criminalidad, etc. Al contrario, donde abre una fábrica, todo florece como en la primavera. Entendemos que la lógica capitalista hace con que las empresas se sostengan bajo la explotación de la fuerza de trabajo ajena para obtener logro, y así sostenerse. Y, cuando la fábrica no está siendo rentable, ellos cierran. Y los trabajadores, que no poseen cualquier responsabilidad en las administraciones de las fábricas, pierden sus puestos de trabajo, además de ya no tengan sus derechos laborales garantizados, condiciones mínimas de trabajo y salarios suficientes para una vida social. Así, luchamos para organizar los trabajadores para que, viendo que la fábrica camina para cerrar, organicen una huelga, paren la producción, ocupen las fábricas, resistan a la presión de los patrones, y retomen la producción bajo el control de los trabajadores. ¿Lo que eso significa? Que nosotros mostramos, en la práctica, que podemos administrar las empresas sin un patrono que explota la fuerza de trabajo de un obrero. Sabemos que todo que acontece en la sociedad pasa por la mano de la clase trabajadora, y que, se podemos administrar una fábrica, nosotros podemos administrar una sociedad. Por eso, entendemos que contribuimos con el proceso de conciencia de los trabajadores para que comprendan el papel que poseen en la sociedad, y como debe ser su organización para alterar las condiciones que vivimos hoy. Vamos a las puertas de las fábricas y decimos que hay alternativa. Sabemos que solamente el socialismo es la salida para la barbarie actual. Por eso, defendemos las ocupaciones de fábrica, su expropiación y nacionalización, manteniendo su gestión en las manos de los trabajadores. Esa es nuestra lucha: estatización bajo el control de los trabajadores.
¿Cual la diferencia con las cooperativas?
No aceptamos la salida del cooperativismo porque es un punto sin salida, pues no se alcanza y no se discute el verdadero problema y la verdadera solución: la lucha contra el capital, la planificación de la económica, con la expropiación de los bancos y de los grandes monopolios. Hay sectores que defienden el cooperativismo como se pudiéramos crear una transición a una economía que fuera organizada de acuerdo con los intereses de los trabajadores de manera gradual con la ampliación del cooperativismo y otras “economías” solidarias, sin enfrentarse con los patrones y su Estado, haciendo reformas en el capitalismo hasta llegar a otro mundo. Para nosotros, la única salida para nuestra clase es su organización y la lucha por el socialismo, que pasa, sin dudas, por defender cada conquista social, derechos laborales, libertad sindical, mejores salarios, etc. Son acciones defensivas contra los ataques de los patrones. Sin embargo, tenemos claro que el capitalismo es un punto sin salida. A todos aquellos que están en las cooperativas nosotros dijimos: Nuestra clase sólo puede vencer, unida. Nuestra clase sólo puede vencer si nos coloquemos en lucha contra el capital y sus gobiernos. Por eso luchamos por la expropiación de todas las empresas quebradas, así como, con el avance de la lucha, defendemos que para abrir una salida para los explorados es necesario expropiar los bancos y los grandes monopolios, y colocarlos bajo el control democrático de los trabajadores que son los únicos que pueden organizar la económica de acuerdo con los intereses de las mayorías exploradas. Por eso, dialogamos con los trabajadores de las cooperativas para que perciban que sus conquistas son limitadas por la lógica del capital, y que el patrimonio de la empresa sea de toda la clase trabajadora y no sólo de 15, 30, 100 cooperados.
¿Como comenzó el movimiento?
Desde 1998 tenemos una crisis muy grande en la industria brasileña, generando cierre de fábricas, a causa de las medidas neoliberales adoptadas por el gobierno. Comenzamos a discutir en los sindicatos y entidades obreras que algo necesitaba ser hecho para garantizar de forma duradera los puestos de trabajo. Así, en octubre de 2002, con el avance de las masas delante de la elección de Lula, en Joinville, Santa Catarina, ocurre una gran huelga en Cipla e Interfibra, dos fábricas que poseían, juntas, 1.000 trabajadores. Interfibra estaba parada hace tres meses sin producción y salarios. Cipla estaba caminando para también cerrar, siendo que los trabajadores recibían 20,00 reales por semana, en media. En Flaskô la misma cosa, de 700 para 60 obreros en junio de 2003, cuando se dio la ocupación, con dos meses de salarios atrasados. En todas ellas, no había pago los derechos laborales y de seguridad social, además, no había cualquier perspectiva. En todos los casos, sabemos que el patrono había abandonado la empresa, estaba más preocupado en administrar el dinero que había retirado de las fábricas. Así, venimos que podríamos levantar la cabeza para impedir más esta destrucción con el cierre de la fábrica, y nosotros simplemente hicimos lo que sabemos hacer: trabajar, luchar y producir.
¿Como funciona la gestión de las fábricas?
Necesitamos tener la organicidad y la disciplina de una fábrica. Cada uno cumple un papel en la producción, comprendiendo que debemos hacer nuestro trabajo de la mejor forma posible, pues no habrá nadie explorándonos. Cuánto mejor trabajemos, más fuerte seremos para mostrar que este camino es la alternativa. Para la administración de la fábrica, elegimos, en cada una de ellas, un consejo de fábrica, que es elegido anualmente, siendo que sus miembros pueden ser destituidos a cualquier momento. Tiene representantes de todos los sectores y todos los turnos. No reciben mayores salarios por eso. El Consejo se reúne semanalmente para resolver todos los problemas. La administración de la empresa queda subordinada a la decisión de los trabajadores. Además de eso, mensualmente, tenemos una Asamblea General donde todos pueden intervenir, y donde discutimos los mayores problemas de la fábrica y de la lucha del movimiento. Por fin, nos reunimos con las otras fábricas, intercambiando experiencias y fortaleciendo nuestra unidad. Así se da, por lo tanto, el control democrático y colectivo de la fábrica por los trabajadores.
¿Y cuáles las conquistas sociales?
En todas las fábricas, fueron creados más puestos de trabajo; reducción de jornada de trabajo de 44 para 40 horas, sin reducción de salario; pago de salarios en día, pago de los derechos que estaban atrasados; además de pagar deudas de los patrones, como los pasivos laborales de ex-operarios. Eso fue fruto de una mejor gestión de la empresa, sin desvíos y otras tácticas de explotación adoptadas por los patrones. Aumentamos la producción de las fábricas en más del 100%. Además de eso, en diciembre de 2006, en el Encuentro Pan-Americano de las Fábricas Ocupadas, con en la presencia de 16 países y más de 700 delegados, los trabajadores de Cipla e Interfibra, aprobaron por unanimidad, y firmaron, un acuerdo colectivo que reducían de 40 para 30 horas la jornada de trabajo semanal, sin reducción de salario, y con la generación de nuevos puestos de trabajo.
¿A causa de eso, imagino que vosotros deben despertar la ira de los capitalistas?
Sí, porque ellos no aceptan que son una clase que se sostiene por medio de la explotación de la fuerza de trabajo ajena. Y que cuando los trabajadores se organizan, expropian las fábricas, retoman la producción, ellos caen la ficha de que son inútiles. Nuestro movimiento, como el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) y el MTST (Movimiento de los Trabajadores Sin Techos), muestra como no necesitamos de ellos para sobrevivir. Y más, hace percibir que sin ellos, avanzamos en nuestras conquistas. En mayo de 2007, en las fábricas Cipla e Interfibra, fuimos sorprendidos con un proceso de intervención judicial, con la presencia de la Policía Federal, donde fueron dimitidos 60 trabajadores de un golpe, todos miembros de los Consejos de Fábrica. Retiraron todos los beneficios sociales alcanzados. Fue una decisión política contra el movimiento. Quieren cerrar la fábrica y decir que los trabajadores no pueden administrarla, como dijo el juez cuando afirma que “somos un peligro para la orden pública. ¿Imagine si la moda coge?”. El problema es que “abre precedentes”, como dijo el Ministro del Trabajo, al decir que nada podía hacer por nosotros. Vale recordar que el proceso era una deuda del patrono con el Instituto de Seguridad Social Nacional. Intentamos parcelar el pago, pero nunca aceptaban negociar con la gente. Negocian con las transnacionales, pero con nosotros, no. Y eso es lamentable, pues es el gobierno de Lula. Es un claro proceso de criminalización de un movimiento social.
¿Cuál es la situación actual? ¿Cual la perspectiva?
Cipla e Interfibra están bajo intervención hace un año, y el interventor defiende su cierre. Además del fin de las conquistas sociales alcanzadas y del terrorismo instalado dentro de las fábricas, en Cipla, ya fueron dimitidos 320 trabajadores. En Interfibra, de los 180, restan 74. La situación es inadmisible. En Flaskô, intentaron la intervención, pero no conseguirán. Pero, la situación económica está muy difícil, pues dependíamos mucho de la fuerza de Cipla. Sin embargo, estamos resistiendo y ahora, en abril, conseguimos reducir nuestra jornada de trabajo de 40 para 30 horas semanales, sin reducción de salario. Fue una gran victoria en términos de resistencia. De allá, mantenemos nuestra relación con los demás movimientos sociales, nacionales, como MST y MTST, e internacionales, que son solidarios con nosotros. Tenemos óptimas relaciones con la FRETECO (Frente Revolucionaria de los Trabajadores de Empresas en Co-Gestión y Ocupadas), en Venezuela, con la Frente Sindical de los Mineros de Bolivia, con movimientos de los obreros de Argentina y de Uruguay, y estamos comenzando a aproximarnos de los trabajadores de Paraguay. Espero que podamos conseguir avanzar en este proceso de integración internacional de la clase trabajadora. Aprovechamos, por fin, para invitar a todos para una actividad que haremos los días 27 y 28 de junio de 2008, en Joinville, Santa Catarina, cuando organizaremos, con los movimientos sociales, un juicio popular de la intervención criminal que sufrimos hace un año. De esta forma, fortalezcamos la lucha por nuevas fábricas ocupadas, en Brasil y en el mundo, así como la reocupación de Cipla e Interfibra por los trabajadores. Sabemos que la lucha para combatir la barbarie del capitalismo internacional, es, justamente, internacional. Y, por eso, América Latina, con este viento de izquierda que se tiene en este continente que siempre sufrió con la explotación, con Venezuela como protagonista, cumple un papel estratégico tremendo. Por eso, como nos enseñaron Marx y Engels: “Trabajadores de todo el mundo, uní-vos”.
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